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Censura republicana

Aunque la mayoría de la gente cree que en la república y en la zona republicana durante la guerra no había censura, y que eso es propio del franquismo, durante la II República y la Guerra Civil hubo permanentemente una férrea censura, que se acentuó desde la victoria del Frente Popular. 

Cualquier publicación había de pasarla por la censura, estando llenos los diarios de marcas blancas, huellas de la censura.  Es más, el gobierno del Frente Popular, en Decreto 22 junio de 1937, estableció un Tribunal especial y castigaba como delito el opinar en contra de la rendición de una plaza o difundir noticias u opinar desfavorablemente sobre la marcha de la guerra (en consecuencia, cuando se acercaba el fin de la guerra en 1939 y los nacionales ocupaban casi toda España podía ser delito decir que la guerra iba mal y se podía perder).  Quienes oyeran radios no autorizadas podían ser encarcelados.

  El periodista e historiador norteamericano Frank E. Manual afirmó que durante la República «había que enviar apresuradamente cada periódico a la oficina de prensa oficial; las secciones suprimidas aparecían como espacios en blanco o con tipos rotos.  El Temps de París, que llegaba unos días después a Madrid, a menudo era más informativo que los periódicos de la capital española.  Sólo reuniendo una colección de periódicos de las provincias y leyendo las páginas tituladas Conflictos Sociales podía uno darse cuenta del alcance del descontento laboral, para el que no había estadísticas oficiales» (The Politics of Modern Spain, 1938).